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Las mujeres rurales juegan un papel importante en la producción y abastecimiento de alimentos en el mundo; sin embargo, ellas aún se enfrentan a muchas limitantes.
La desigualdad de género y la discriminación contra las mujeres es una de las causas estructurales de la pobreza rural y uno de los mayores desafíos para los países de América Latina y el Caribe. Las cifras estiman que 59 millones de personas viven en pobreza, mientras que 27 millones lo hacen bajo pobreza extrema en las zonas rurales en dicha región, según estudios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Sin embargo, la pobreza rural afecta en mayor grado a las mujeres; una parte importante de ellas contribuye con la producción y abastecimiento de alimentos en América Latina y el Caribe, donde realizan abundante trabajo no remunerado y su exposición a la pobreza puede crecer con la pandemia COVID-19.
La mujer rural aparte de ser productora o agricultora familiar, está a cargo de la educación, el cuidado y la alimentación de sus hijos y muchas veces, de personas mayores de edad o en situación de dependencia. Asimismo, muchas de ellas realizan trabajo comunitario o dirigencial para lograr mejoras en su entorno, lo que al final del día constituye hasta tres jornadas laborales, dejándolas sin tiempo libre y de descanso. No obstante, también enfrentan limitaciones para acceder a recursos y servicios productivos como tierra, agua, y no productivos, tales como crédito y capacitación. En el caso de las mujeres indígenas y afrodescendientes, la situación es todavía más injusta, pues la brecha es más amplia, detalló la FAO.
Es por ello, que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, impulsa la campaña global "Mujeres rurales, mujeres con derechos", campaña que fue lanzada desde el año 2016. El objetivo es compartir información y soluciones innovadoras para visibilizar las actuales conquistas y los futuros desafíos para reducir la pobreza rural y avanzar en la seguridad alimentaria y nutricional de las mujeres rurales, indígenas y afrodescendientes.
“Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio” es el lema de la cuarta versión de la campaña de este año; y se enfoca en las formas innovadoras en las que podamos promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en nuestra región.
La innovación y la tecnología brindan oportunidades sin precedentes; sin embargo, las tendencias actuales indican que la brecha digital se está ampliando y que las mujeres están insuficientemente representadas en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería, las matemáticas y el diseño. Esto les impide desarrollar e influir en el desarrollo de innovaciones sensibles al género que permitan lograr beneficios transformadores, señaló la FAO.
La campaña busca visibilizar a las mujeres como guardianas e impulsoras del desarrollo sostenible y contar con planteamientos innovadores que rompan con la situación habitual, a fin de eliminar las barreras estructurales y garantizar que ninguna mujer y ninguna niña se quede atrás. Asimismo, pondrá énfasis en la seguridad alimentaria, nutrición y la reducción a la pobreza; donde la comercialización y distribución juegan un papel importante, pues forman parte de esa seguridad alimentaria, en el que se garantiza que los alimentos sean accesibles a todas las personas que los necesiten. Para lograr una comercialización de productos agroalimentarios, con precios justos y sin exceso de intermediarios, la puedes encontrar en Smattcom.
A través de la app Smattcom, las mujeres que se dedican al campo tienen la oportunidad de comercializar sus productos, sin comisiones y sin exceso de intermediarios. Esto puede ayudarlas a fortalecer o incrementar sus negocios para posicionarse en este sector.