Los avances de investigaciones que se han producido en los últimos años en microbiología, biología molecular, bioquímica, genética y otras disciplinas ha dado solución de problemas en el campo de la salud, producción de alimentos, energía y medio ambiente, utilizando la inserción de genes, producción de anticuerpos, ingeniería de proteínas, etc.; ha resultado en tecnologías cuyo impacto se ha hecho sentir en los países industrializados.  En este sentido nos lleva a profundizar en el análisis de algunos conceptos, tal es el caso de la biotecnología.

La biotecnología es el uso, modificación o creación de sistemas biológicos y organismos vivos para producir o modificar sustancias, mejorar especies de animales, plantas y microorganismos, para usos definidos.

La biotecnología tiene muchas aplicaciones en nuestra vida, pero en el sector agro podemos mencionar dos:

1. La verde (agroalimentaria) que se ocupa de obtener vegetales más productivos o con mejores propiedades, llamados transgénicos.
2. Amarilla (nutricional) que es una alternativa de la verde y que no solamente tiene sus aplicaciones en la agricultura, sino que trabaja con todo tipo de alimentos.

Hoy centramos nuestra atención en la biotecnología verde, la que se encarga del bioenriquecimiento de los cultivos.

Como todos sabemos las plantas son imprescindibles en nuestra dieta ya que nos proporcionan nutrientes importantes para la salud humana, el crecimiento y el metabolismo.

Si recurrimos al plato del buen comer veríamos que las hortalizas, son, por cierto, los alimentos que más se deben consumir ya que aportan muchos tipos de vitaminas y minerales que son la base de una dieta saludable. El saber combinar las diferentes opciones de vegetales y frutas nos aportará una dieta saludable, pero si no se obtiene ésta, veremos que nuestra ingesta traerá un desequilibrio de nutrientes que nos puede llevar a incluso tener algunas enfermedades, como la desnutrición.

Los gobiernos y las organizaciones de salud pública han respondido a la desnutrición mediante el desarrollo de programas de fortificación. Estos programas agregan nutrientes purificados a los alimentos comúnmente consumidos. Agregar vitaminas y minerales a los alimentos comúnmente consumidos puede ser una buena manera de prevenir las deficiencias de nutrientes en quienes las consumen.

Es por ello que la comida es la mejor medicina por su contribución de nutrientes a nuestra salud y la importancia en la prevención de enfermedades ya que están disponibles para casi todos. Otra manera de integrar nutrientes a los alimentos es mediante el bioenriquecimiento de cultivos.

El bioenriquecimiento tiene como finalidad desarrollar nuevas variedades de cultivos alimentarios con mayores cantidades de micronutrientes. La comida mejorada comienza con las semillas sembradas en el campo, lo que permite a las comunidades y agricultores cultivar sus propios productos alimenticios y almacenar semillas de la cosecha hasta por un año.

Existen varias estrategias para bioenriquecer las plantas con micronutrientes: por tierra, por agua y a través de la genética.

En las dos primeras las plantas utilizan su capacidad de acumular nutrientes de acuerdo a los cambios del ph en el suelo, minerales y microbios agregados a la superficie, de manera que es una solución más local y para que los nutrientes que se agregan sean adecuados se necesita hacer un análisis de las condiciones del campo ya que cada terreno de cultivo es diferente.

Y, por otro lado, tenemos el bioenriquecimiento a través de la genética en el que se investiga el desarrollo de nuevos cultivos que conservan y potencian las buenas cualidades de las plantas, de tal manera que se conserven y sean más resistentes a enfermedades, manteniendo su buen sabor y el aumento de su valor nutrimental.

Sin embargo, a pesar de los muchos estudios que se han realizado a nivel mundial, y que incluso han arrojado resultados positivos en la salud nutricional de algunas poblaciones, existen dos principales problemas de percepción con relación al bioenriquecimiento y que involucra a dos actores: al agricultor y al consumidor. Como agricultor, el principal interés está en plantar nuevas variedades superiores a las actuales, que garanticen mayor rendimiento, resistencia a sequías, plagas y enfermedades, etc.Y por el otro lado está el consumidor, con el interés constante de adquirir productos con mayor valor nutricional. Por tanto, buscando el mejor escenario para ambas partes, las variedades bioenriquecidas deberán ser agronómicamente equivalentes o superiores a las variedades con menos nutrientes y/o tradicionales con las que van a competir.

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