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En un contexto donde la demanda de alimentos es cada vez mayor, por el crecimiento poblacional, el sector agroalimentario se encuentra en un paradigma entre mantener los actuales modelos de productividad y la implementación gradual de nuevas tecnologías y técnicas sostenibles sin afectar la economía e intereses de todos los actores alrededor de este sector, pero sobretodo, asegurando la alimentación para las generaciones futuras.
Para empezar, es necesario precisar que el concepto “sostenible” se relaciona con todo lo que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos. En particular, el desarrollo sostenible, concepto que se aplica desde 1987 cuando el Informe Brundtland, conocido como “Nuestro Futuro Común”, planteó “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades y aspiraciones.” El desarrollo sostenible se divide en tres factores interdependientes: economía , medio ambiente y sociedad, la relación armónica que haya entre estos factores en un determinado país se traducirá para conocer el nivel de desarrollo económico y social respetuoso con el medio ambiente, por lo tanto, la meta es alcanzar un desarrollo soportable en lo ecológico, viable en lo económico, y equitativo en lo social.
El sector agroalimentario mexicano, en el 2021 produjo 268.6 millones de toneladas de productos agrícolas, cifra que fue superior 1.3 por ciento respecto al año agrícola anterior, a través del cultivo de 21.7 millones de hectáreas en todo el territorio nacional; para septiembre del 2022 la balanza agroalimentaria registró un superávit de 5 mil 278 millones de dólares y se espera, que para el final de este año se mantenga la balanza a favor. Pese a las positivas cifras, el sector agroalimentario también enfrenta retos y riesgos que en el corto plazo podrían afectar su productividad, tales como la iniciativa para prohibir el uso de algunos plaguicidas y bioinsumos, así como la reducción de requisitos y trámites a importaciones de alimentos para combatir alzas en precios y, muy importante también, son las mesas con Estados Unidos para revisar el tema de la importación de transgénicos; por otra parte, se enfrenta a hechos como el reciente brote de gripe aviar, la sequía y el cambio climático y la inflación mundial por la escasez y alzas en precios de insumos.
Por su relevancia, la Seguridad Alimentaria y la producción de alimentos son considerados asuntos de Seguridad Nacional, por lo que las respuestas y propuestas de solución deben ir más allá de posturas ideológicas y de proyectos políticos. La innegable transformación de los modelos productivos es una necesidad para seguir cultivando la tierra en las próximas décadas, desafortunadamente, esta transición implica pérdidas económicas e inversiones para los productores, entonces ¿cómo logramos producir para generar alimentos de calidad sin dañar más al medio ambiente?
Se requiere contar con información, herramientas, tecnología y capacidad científico tecnológica que permita asegurar la calidad agroalimentaria en México y con ello asegurar que la población tenga acceso a una alimentación segura y abundante. Esto se logra con un presupuesto público que impulse los programas de ciencia, capacitación y desarrollo de habilidades productivas-empresariales y no sólo se enfoque en la paliativa medida de compra de mercancía con precios de garantía; además se requiere conocer con mayores detalles la trazabilidad de las mercancías en cada etapa de la cadena alimentaria, la cual se convierte en un foco de atención y no en todos los casos se cumple con la calidad e inocuidad, además se tendría mayor conocimiento sobre la oferta y la demanda. Otro aspecto que queda rezagado por funcionarios públicos e investigadores es la comercialización; mientras que en el sector agroalimentario predomine una perspectiva social, más que empresarial, no podremos considerar que haya justicia ya que seguirá predominando el paternalismo estatal en este sector.
Potencializar las relaciones comerciales en un ambiente de legalidad y seguridad comercial para comercializar productos agroalimentarios es posible si se implementan TIC´s que estén al alcance de la mayoría de los campesinos, productores, comercializadores y transformadores del sector. Esto ya es posible por medio de plataformas como SMATTCOM, siendo la primera plataforma “B2B” que pone al alcance de todo su comunidad información de oportunidades de compra o venta, democratizando con esto la información sobre la oferta y demanda a nivel nacional.
Además, es la primera empresa mexicana que ofrece un servicio compra-venta protegida de mercancías agroalimentarias. Los usuarios que comercializan por medio de su app. han podido hacerlo con todas las garantías que no se tienen al comercializar por las vías tradicionales. La comprobación de datos de sus usuarios, la obligación de subir evidencias (fotos, vídeo y documentos) a lo largo de la transacción y el pago en resguardo del monto de la compra-venta son los elementos que brindan certeza y protección ante fraudes que esta acabando con los tratos pocos claros o ventajosos que sólo generan incertidumbre.
Con la información y herramientas que brinda SMATTCOM se coadyuva a lograr ese balance entre sostenibilidad y productividad en el sector agroalimentario, ya que se generan las siguientes externalidades positivas: