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De acuerdo a la FAO, 14% de los alimentos del mundo se pierden desde su cosecha hasta la distribución y otros tantos se desperdician. Ambas situaciones afectan al medio ambiente y ponen en riesgo la seguridad alimentaria.
La FAO dio a conocer su nueva edición del informe “El estado de la alimentación y la agricultura 2019”, el cual se enfoca en las pérdidas de alimentos a nivel mundial. Se habla de que el 14% de los alimentos en el mundo se pierden a lo largo de las cadenas de producción y suministro (esto no contempla lo que se desperdicia a partir de la ventas y consumo)
Podríamos pensar: bueno, 14% no es tanto; sin embargo, es una cifra escandalosa, tomando en cuenta que 820 millones de personas pasan hambre (47 millones de estos pertenecen a América Latina y el Caribe). Además de esto, la preocupación viene porque “la pérdida de alimentos conlleva una presión innecesaria para el medio ambiente y sobre los recursos naturales que se han utilizado para producirlos en primer lugar […] significa que se han desperdiciado recursos de la tierra y el agua, se ha generado contaminación y se han emitido gases de efecto invernadero (GEI) sin ningún motivo” afirmó Qu Dongyu, Director General de la FAO.
Pérdida y desperdicio son diferentes
Es importante abrir esta sección para explicar la diferencia entre pérdida y desperdicio de alimentos.
-Pérdida: se producen a lo largo de la cadena de producción, desde la etapa posterior a la cosecha, sacrificio o captura, hasta la distribución del producto (post-cosecha, almacenamiento y transporte).
Por mencionar algunos ejemplos burdos: Si un limón se perdió en la recolección, en el lavado, durante el empaque, durante su transformación o durante la transportación.
Algunas causas importantes (para tenerlo más claro): momento inadecuado de cosecha, las condiciones climáticas, las prácticas aplicadas en la cosecha, la manipulación, condiciones de almacenamiento inadecuadas y dificultades en la comercialización de los productos.
-Desperdicio: lo que sucede desde la venta al por menor, hasta que llega al consumidor (vendedores mayoristas y minoristas, servicios de venta de comida y consumidores).
Aquí ya existe una intervención humana más directa y, podríamos atrevernos a decir, “consciente”, pues es la decisión de desechar los alimentos que aún tienen un valor.
La reducción de ambos casos se prevé como una buena forma de reducir costos de producción y aumentar la eficiencia del sistema alimentario, mejorar la seguridad alimentaria y nutrición, así como contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente.
Pérdidas y desperdicios en América Latina y el Caribe
Se estima que en esta región se da el 6% de las pérdidas mundiales, y que cada año se pierde y/o desperdicia el 15% de sus alimentos disponibles (aproximadamente). Recordemos que son 47 millones de personas las que viven con hambre en esta región.
Otro dato impactante: se calcula que tan solo con los alimentos que se pierden en la venta en supermercados, ferias, almacenes y otros puntos de venta retail, se podría alimentar a más de 30 millones de personas (el 64% de todos los que pasan hambre en esta región)
¿Qué se puede hacer para evitar el desperdicio y las pérdidas?
Se pueden tomar diversas medidas y precauciones:
-Planificar de mejor manera las compras (no comprar de manera excesiva para evitar que los alimentos se descompongan).
-Fijarse en las etiquetas para las fechas de consumo preferente y caducidad.
-Cuidar cómo se almacenan los alimentos en casa (evitar humedad o calor excesivo).
-Almacenamiento en frío adecuado.
-Una buena infraestructura física durante el transporte.
-Disminuir errores técnicos y humanos.
-Una buena logística comercial que sea eficiente.
La pérdida y el desperdicio de alimentos son un problema en el que todos debemos trabajar para logar disminuir, pues no solo afectan al medio ambiente (lo cual por sí mismo es gravísimo), sino que también generan menores ingresos para los productores y aumentan el precio a los consumidores (todos salimos perdiendo). Buscar soluciones para que en cada punto de la cadena de producción se minimicen estos problemas, es una responsabilidad compartida. Para evitar las pérdidas en la comercialización de los productos del campo es necesario contar con buenas prácticas de postcosecha y encontrar los clientes adecuados antes de la cosecha para evitar mermas o despercicios, está última solución la puedes encontrar desde Smattcom.
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