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Históricamente no es novedad que los precios de los tomates entrando la temporada de Sinaloa y Sonora se vayan para abajo, como tampoco es novedad que, ante un año bueno en cuanto al precio de venta, el siguiente será malo o muy malo. Y es que apenas estamos saboreando la noticia de que 2020 fue un buen año para la economía del campo y para las exportaciones de México y los precios del tomate, jalapeño y cebollas, nos terminan evidenciando lo vulnerable que resulta el campo; y es que, dado que 2020 trajo buenos precios en estos productos, la lógica para el agricultor fue: “si en la última temporada me fue bien, pues en la próxima me irá mejor porque voy a sembrar mas producto”, pero lamentablemente si todos planean de la misma forma, pues la realidad es justo lo que tenemos enfrente.
Hace un año, arrancando la misma temporada, los precios fluctuaban entre $ 25 y $35 por kilo, llegando a estar incluso en un máximo de $55 / Kg a mediados del mes de febrero. Ahora en mercados de abasto de la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey los precios fluctúan entre $2 y $10 por kilo de tomate, pero la situación es tan precaria con respecto al volumen recibido, que no es sorpresa que ya se esté empezando a tirar y regalar producto. Ante esto, el agricultor no cuenta con la posibilidad ni si quiera de cubrir los costos de corte, empaque y envío. Hay tanto volumen que no se puede decidir hacia dónde enviar el producto, el distribuidor tiene ya un fuerte problema de mermas y de no ocurrir un cambio, la catástrofe será aún mayor.
¿Por qué se dan estas fluctuaciones?
En noviembre de 2019 fuertes lluvias en el valle de Sinaloa causaron inundaciones que provocaron afectaciones en las floraciones de enero a marzo de 2020; los rendimientos eran tan extrañamente bajos que aún con los volúmenes promedio sembrados, parecía que no había tomates por ningún lado. Marzo y abril iniciaron con cambios bruscos por la pandemia mundial y tanto USA como otros países demandaron demasiado producto mexicano, provocando que el campo siguiera durante todo el año en semáforo verde obligado. Eso ayudó en gran medida a soportar una buena parte de la economía mexicana, no sólo en el campo, si no en transporte, insumos, exportaciones y todos aquellos empleos directos e indirectos alrededor de estas circunstancias, se pudieron mover y sostener. Pero justo después de eso se dio el fenómeno predecible y el agricultor mexicano decidió sembrar mucho más producto del normal.
La comercialización, usa situación vulnerable y circunstancial
Los precios de los productos agroalimentarios están sujetos a la oferta y la demanda. Eso resulta ser tan ambiguo que incluso el mismo día de ayer me sorprendió visitar en la ciudad de México algunos supermercados en donde los precios del tomate estaban por encima de los $30 y en algunos tianguis en $25 por kilo. Efectivamente, el mismo día en que los precios andan entre $2 y $10 en las centrales de abasto y que el agricultor no sabe qué hacer con tanto producto, hay quienes aún lo estaban comprando en $25 o en $30. En este mismo ejemplo, en las afueras del mercado de abasto de la ciudad de Guadalajara, se regalan tomates y en otros lugares como tiendas de autoservicio, también por encima de $25 por kilo. Entonces, ¿en qué parte de la fórmula está el error?, ¿realmente nuestra propia fuerza de distribución es tan lenta y pesada que no nos permite reaccionar incluso como consumidores?, ¿qué esta haciendo falta para poder equilibrar la balanza entre el productor y el consumidor final?, ¿qué va a pasar con la economía del campo en este año?
¿Y ahora, qué va a pasar?
Sin duda alguna, una helada como la de 2011, fuertes lluvias e inundaciones como las de 2019 o algunas otras circunstancias de plagas, climas o enfermedades, es lo que sin duda termina afectando en demasía los cultivos, los rendimientos y por ende los precios. El escenario se ve catastrófico para el agricultor en los próximos meses, los empleos e industrias adyacentes al campo, también se verán afectadas y de no ser por el pronóstico de helada en los próximos días en la zona de Immokalee o Homestead en Florida que provoque un rumbo diferente, o quizá otro evento similar que cambie la actual circunstancia, el año 2021 en la economía del campo será drásticamente muy diferente a la de 2020. Si no ocurre una eventualidad, el productor mas pequeño no le alcanzará para continuar con la cosecha y se verán muchos cultivos abandonados, la ley del mas fuerte se hará presente y sólo aquellos grandes agricultores permanecerán avantes hasta el final de la temporada, incluso quizá con alguna recuperación económica al disminuir el volumen. ¿y es lo único que podemos hacer, esperar a ver qué ocurre con nuestra suerte?
Smattcom, una herramienta poderosa para el campo mexicano.
Comprar y vender a precios justos, estar informado sobre los precios de los productos y comprar o vender de forma directa entre el productor y el consumidor es el objetivo de cualquiera que desee solucionar la problemática de la comercialización del campo. México ahora cuenta con nuevas herramientas para solucionarlo, sólo falta la conectividad total y el entendimiento de que no hay otra mas que apoyarse de la tecnología aplicada y especializada para salir adelante y para marcar el propio rumbo sin depender de las circunstancias climatológicas y la buena fortuna. Consultar precios, además de comprar y vender productos agroalimentarios de forma segura es lo que nos ofrece Smattcom con su aplicación disponible para todos aquellos involucrados en la comercialización y que desean mejorar su propia economía. Desde el teléfono celular ahora es posible hacer muchas cosas y más allá del entretenimiento, si es posible usarlo de forma productiva y aplicarlo a necesidades concretas de forma inteligente. Sin duda alguna, el campo requiere de muchas soluciones y las actuales circunstancias nos obligan a cambiar, esperemos que más y nuevas herramientas en pro del campo surjan y que sean utilizadas en beneficio de nuestro pueblo, que dicho sea de paso, depende de que le vaya bien al campo.