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El sector agroalimentario a nivel nacional cerrará el año 2022 con buenas cifras económicas en términos generales. Pero el Presupuesto de Egresos para el Ejercicio 2023, la prohibición de agroquímicos, la orientación del gasto para programas asistencialistas y la tensión con EUA sobre la importación del maíz transgénico, entre otros, son factores a considerar cuyo impacto podría influir en el crecimiento del sector, así como en el desarrollo y progreso de los empresarios y productores del agro.
El superávit en la balanza comercial agroalimentaria entre enero y octubre de 2022 fue el quinto mayor saldo positivo en 28 años, en términos monetarios alcanzó los 5 mil 77 millones de dólares (mdd), según lo reportado por el Banco de México (Banxico) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER). En este mismo periodo, las ventas agroalimentarias al exterior rompieron récord al sumar 41 mil 602 millones de dólares, lo que significó un aumento de 13,88 %, en comparación con los 36.532 millones de dólares en el mismo periodo del año previo. Este volumen se acerca a la cifra total de ventas registradas en todo 2021, cuando ingresaron 44 mil 687 mdd. por productos agropecuarios y agroindustriales.
Por otra parte, a finales de noviembre del presente año, en la Cámara de Diputados, se aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2023, en el cual se estableció un monto para la (SADER) por 70,527.9 millones de pesos (mdp), 26.4% más en comparación con el año pasado. Pese a este incremento, que si bien es mayor al de 13%, aprobado para el ejercicio 2022, más de 70% de los fondos totales estarán destinados a programas asistencialistas de apoyo directo. Los incrementos en los fondos a nivel federal se concentran principalmente en las estrategias asistencialistas, que pasan de tener una participación de 67% en 2022 a 73% en 2023, pese a que no han tenido un impacto positivo en la productividad del sector agroalimentario según la opinión de expertos.
Luis Fernando Haro, director general del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), comentó que diferentes organismos detectan que los recursos establecidos por el Ejecutivo Federal, y dictados en Palacio Nacional por Andrés Manuel López Obrador están orientados principalmente hacia programas asistencialistas en los que no se aprecia un verdadero impacto en términos de producción. Recordó también que estrategias como el Programa al Fomento Ganadero y el Crédito Ganadero a la Palabra han desaparecido, mientras que Sembrando Vida continúa ocupando más de 50% del presupuesto de la Secretaría de Agricultura.
Es importante puntualizar que el crecimiento en el sector agroalimentario no refleja la realidad de la mayoría de los campesinos y empresarios agropecuarios, ya que los cifras positivas que se presentan, son productos de las ventas y exportaciones de unos cuantos productos agroalimentarios: cerveza, tequila y mezcal, aguacate, jitomate y productos de panadería. Mientras que las bebidas, frutas y hortalizas fueron los principales grupos de exportación al concentrar el 60 % del comercio exterior agroalimentario, con el 24.18 y 18% de participación, respectivamente, en los primeros 10 meses del año.
Y mientras los productos con mayores incrementos en sus exportaciones fueron el trigo y morcajo con aumentos de más del 175%, seguidos por el cacao en grano (149.8%); café sin tostar y sin descafeinar (86.99%); azúcar (52.32%); preparaciones de café, té o yerba mate (47.55%) y aceite de girasol, cártamo, algodón (41.47 %); la balanza agropecuaria y pesquera presentó un déficit por 208 mdd. Esto último se refleja en las importaciones hacia México, de las cuales el 57% de las compras desde el exterior se concentraron en cuatro grupos: cereales, semillas y frutos oleaginosos, cárnicos y lácteos, huevos y miel.
La evidente dependencia de granos y productos de origen animal es un factor de alerta cuando vemos que para el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), el monto quedó en 5,042.1 mdp., sin cambios respecto al proyecto entregado en septiembre y con un aumento marginal de 0.8% versus 2022, esto pese a los recientes brotes de Influenza Aviar de Alta Patogenicidad y la cercanía de la Fiebre Porcina Africana.
Los recursos enfocados en los programas productivos y el impulso de la competitividad a través de la inversión, son apenas 5.1% mayores para el siguiente año, con 1,600 mdp.; sin embargo, esto representa una contracción de casi 97% respecto a 2018. En cuanto al sector pecuario, solo la adquisición de leche a productores nacionales recibió un aumento de 5.5%, con 3,452 mdp. A este escenario se suma la eliminación de cualquier política pública en materia de financiamiento, seguros y tecnificación, además de coberturas de precios para afrontar la volatilidad en los mercados.
La evidente falta de coordinación, o de interés, por parte del gobierno para invertir en políticas que brinden certeza y mayor inversión para los actores económicos que impulsan el crecimiento del sector agroalimentario, la nula asignación de recursos públicos para innovación o comercialización, aunado a la esperada baja en la producción por la prohibición de agroquímicos y la incertidumbre causada por las potenciales penalizaciones a las que puede ser acreedor México si se determina que ha violado el T- MEC al poner restricciones a la importación de maíz transgénico, son indicadores de que el 2023 no será un año fácil para el Sector Agroalimentario.
Para mantener el crecimiento económico del sector, pero con mayor inclusión, es decir, donde pequeños agricultores y de diversos productos sean competitivos, se debe implementar innovadores mecanismos de comercialización que acerquen la oferta con la demanda, pero sobre todo, que brinden certeza jurídica y tranquilidad en sus transacciones para asegurar su ganancia. Esto es posible por medio de la app. Smattcom, que bajo el modelo “B2B”, hace que los productores y vendedores de productos agroalimentarios den a conocer su oferta, pero de igual forma, los compradores hacen públicos sus requirimientos, para conectarse de manera directa, cerrar acuerdos y comercializar en un ambiente seguro donde su mercancía y dinero están protegidos al hacer una “Transacción Protegida”.